Imputada, o de cómo no saber contar un cahuín.

Hay libros que al leerlos maravillan y te hacen desear ser escritor, o te dices a ti mismo, desesperanzado, yo no tengo ese talento, me dedicaré a la soldadura al arco. Pero, hay otros libros, que te revuelven el estómago y te hacen querer escribir, dibujar, pintar, ser youtuber, comentarista de Emol, sólo para decir a todos: NO  LO LEAN.

Sé que es una mala premisa para empezar una reseña, pero permítame llegar hasta el final.

Este libro se publicó a finales del año 2016, y fue escrito por Lily Zúñiga, ex Secretaria de prensa de la UDI, junto a Angélica Yáñez. Había una gran expectación sobre su contenido, debido a que supuestamente develaría toda la verdad de la periodista, relacionada con los secretos del partido político, y su vinculación con el pago de boletas ideológicamente falsas a sus miembros por parte de Soquimich.

Pero ¿Qué fue lo que se obtuvo?: Primero, un texto con problemas de edición (puede entenderse, dada la premura de su publicación mientras los hechos sigan siendo noticia). Segundo, con metáforas que dan vergüenza (“mi mochila llena de sueños, que pronto recibirá un balde de agua fría que congelaría esos sueños, y me haría despertar de golpe a la dura realidad”, “lluvia que no da tregua”, etc). Y lo peor de todo, que no hay nada muy jugoso, ni sabroso de leer, o si lo hubiese, el morbo se diluye en medio de anécdotas o descripciones irrelevantes.

Esta última deficiencia, se puede atribuir a que la autora, aún se siente parte de ese mundo, que tal como una secta, se normalizan conductas horribles, como los diferentes acosos sexuales que sufrió, y no se concibe una vida fuera de ese círculo, donde la necesidad de pertenecer impera por sobre el sentido común, o la auto-protección.

Por otro lado, hasta donde llegan los poderes de google, no existen querellas por los dichos expuestos, ya que estamos frente a un libro de memorias, no es periodismo investigativo, por lo cual, claramente se nos ofrece una visión subjetiva del mundo de la política, lo que no debería constituir una debilidad, sino que pone toda la fuerza en el cómo se cuentan el clasismo, misoginia, racismo, doble moral, que envuelven a la UDI. Estos chismes o vivencias, según quieran llamarles, tendrán la impronta de una denuncia o de objeto narrativo según la virtuosidad que se tenga al momento de narrar.

Como no hay tal cosa, le ahorraré tiempo, dinero y esperanza en la humanidad, y resumiré los dos cahuines más relevantes de este libro, según mi perspectiva:

  • Sobres blancos y sociedades de papel.Un día mi nuevo socio se acercó y me pidió un favor. Me contó que su esposa Claudia Nogueira, tenía promotoras trabajando en la comuna de Recoleta y había que pagarles el sueldo, entonces necesitaba conseguir dinero. Como no tenía a nadie de confianza, me solicitó que emitiera una boleta al Congreso para que ella pudiera gestionar los recursos, y así pagar esos honorarios. (…) El desglose disponible (…) indica que realicé investigaciones periodísticas, entrevistas y levanté cuñas. (…) El monto pagado por esos supuestos servicios fue de $4.200.000.”

Más adelante explica el funcionamiento de las sociedades que llama de papel, de la siguiente forma: “El modus operandi siempre era el mismo. El dinero entraba a mi cuenta personal y luego tenía que ir al banco, sacar el dinero, poner el monto en un sobre y pasarlo por mano a Gonzalo (Cornejo), así no quedaba registro de la transacción. Fue así como entregué más de 30 millones de pesos por mano. Los pagos de los clientes y las boletas para Claudia Nogueira se pagaban de la misma forma y terminaban en los bolsillos de la misma persona.”

  • Nadie quiere a Iván Moerira. No es relevante, pero es gracioso.

Queda claro eso sí, que existe financiamiento político oculto por parte de empresas y de incluso el Opus Dei. Sin embargo, es difícil empatizar con la autora porque no es capaz de ver sus propias contradicciones, las expone al lector pero ella es ciega al respecto. Es así que, un narrador que no comprende sus dicotomías difícilmente podrá acceder a que quien lo lea se interese en los hechos que le van aconteciendo. Ejemplo de ello, es una contaste expresión de que se sentía abusada, pero no dejaba su trabajo porque le gustaba sentir que era reconocida, lo que lleva a cuestionar que si quizás ella hubiera tenido otra cuna, si hubiera tenido otro color de cabello, este libro existiría. Creo que no.

Pienso que está todavía demasiado imbuida en los valores de la UDI como para crear un texto que sacuda y salpique al partido político, está todavía dentro de la secta. No es ni una denuncia, ni una advertencia, entonces, es simplemente un diario de vida, que no ha sido releído por quien lo escribe.

Hay una imagen que relata, que dice más de lo que cree la autora. Para expresar los pocos recursos que se invierten en la casona de Suecia, en que se encuentra la sede del partido, que se asemeja a cualquier oficina pública abandonada, nos cuenta que sobre el umbral de la puerta de su oficina había un día una araña enorme. La araña se quedó allí, se secó, y pasó a formar parte de la decoración del lugar. Al irse de ese trabajo ella se despide de la araña. Parece que siempre limpiar la suciedad es trabajo de otro, y no nos queda más que acostumbrarnos a convivir con ella.

Parafraseando a la propia autora, éste no es un libro que pueda llegar a doblegar el poder que detenta la derecha en nuestro país. No al menos, si está así de mal escrito.


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